2017 ETIOPIA TRIBUS DEL SUR PARTE 2 DORZEN Y MURSIS


Seguimos nuestra  visita a la tribu de los Dorzen probamos el Areke local, que es un aguardiente que ellos preparan con el orujo del maíz, acompañado por el Kocho (pan sin levadura que preparan con una harina que sacan del plátano falso, porque no da frutos - dejan macerar tres meses bajo tierra y luego con esa harina húmeda que tiene olor a queso preparan su pan-).  Sus casas parecen la cabeza de un elefante.




Los DORZEN  invitan a sus visitas con éste licor y el pan (hecho en el momento)  que embeben en miel y especies. Esta ceremonia es una muestra de amistad y también como una forma de hacer tratos. Se brinda, se habla, se vuelve a brindar, se canta, se brinda otra vez y se negocia. Yo creo que después de la quinta copa ya hablaba el amárico.

Seguimos nuestro camino repartiendo chupetines por el camino.


Si de tribus se trata la visita continúa con los MURSIS 
Los MURSIS al momento de ver turistas se ponen sus galas y se presentan para la foto que debes negociar. Las mujeres se cuelgan collares y vinchas adornadas con grandes cuernos y colmillos de animales, sus faldas coloridas y sus pinturas en la cara, sus laceraciones en el cuerpo y sobre todo sus grandes platos de cerámica que colocan en sus labios, a los que cortan cuando son pequeñas y comienzan a agrandar a medida que crecen. Los hombres se lo hacen en los lóbulos de las orejas. Las mujeres cargan chicos sobre sus espaldas o sino colgando de una teta. Más chicos son, más valen las fotografías. Tenés que negociar con las madres. Ellas quieren venderte todo.

Los hombres casi no están en las aldeas ya que de niños ayudan en las tareas del hogar cargando leña o recolectando alimentos, de jóvenes se hacen pastores y se van por las mañana y vuelven por la noche. Varios dejaron de lado las lanzas tribales y cargan fusiles automáticos que ostentan con orgullo y que usan para defenderse de otras tribus que roban sus ganados. De adultos sólo se quedan sentados a la sombra de un árbol discutiendo, bebiendo y arreglando el mundo. En sociedades muy machistas como estas, las mujeres hacen el trabajo duro: cargando bidones de agua (tan escasa) o pesadas leñas sobre sus espaldas los que las hacen encorvarse para caminar, pariendo y criando hijos y alimentando a su hombre que vuelven por las noches del pastoreo. La visita es un poco agobiante. Te tocan, te agarran, se ponen un tocado, se lo cambian, te piden foto y dinero.

Despues visitamos el mercado donde las tribus practican el trueque.


Dejamos atras el mercado haciendo amigos por el camino.









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