2017 ETIOPIA LALIBELA


Al caer el Reino de Axúm, el Rey Lalibela muda su reino a ésta zona y le pone su nombre. Jerusalén caía en manos del Imperio Otomano y él crea lo que llama la Segunda Jerusalén acá. Es entonces cuando comienzan a nacer grandes Iglesias talladas en las montañas desde arriba hacia abajo en su parte externa y desde abajo hacia arriba en su interior. En total y en 3 distintos grupos, nacen unas 11 iglesias talladas en poco más de 20 años. Templos nombrados en honor a La Virgen María, San Gabriel, San Rafael, San Jorge y varios Santos más. Algunas grandes y otras más pequeñas. Pero en realidad existen unas 200 que se pueden encontrar desparramadas en las montañas. Esta ciudad quiere representar los lugares sagrados de los cristianos. Desde el Monte Calvario al Río Jordán. Desde el Monte de los Olivos al Gólgota.


Dentro de cada iglesia siempre hay un sacerdote ortodoxo que cuida el lugar. Ellos siempre portan una gran cruz que los locales (cubiertos con un manto blanco que significa pureza) besan en señal de respeto. Todas las iglesias son distintas pero similares en su estructura. 



De piedras labradas y con pequeñas ventanas con formas de cruces (Latinas, Malta, Esvásticas, Estrellas Judías). En su interior son oscuras y con algunos grabados o frescos pintados. El piso tapizado de alfombras gastadas se recorre descalzo. 



Varias de las Iglesias están cubiertas por estructuras metálicas armadas por la UNESCO para preservarlas de la erosión y las inclemencias del tiempo como Patrimonio de la Humanidad. Tal vez la más espectacular de todas sea la Iglesia de San Jorge. Vista desde el aire es una gran Cruz de 12 metros con proporciones y niveles casi perfectos. Con 12 metros externos y 9 internos se encuentra dentro de un gran pozo de unos 15 metros de profundidad al que se accede por pasadizos y túneles. Sobre los muros hay grandes cavidades que en algún momento fueron tumbas. Todo el conjunto de Iglesias están conectadas por pasillos, pasadizos secretos, escaleras escarpadas y túneles oscuros (hay uno de 50 metros que se camina a tientas).


Al día siguiente la visita sigue. Llegar al monasterio de Yemerehne Kirstos Cave Church no es nada fácil. 42 km lo separan de la ciudad de Lalibela. El camino embarrado en esta zona montañosa, escarpada y llena de curvas al borde de barrancos, hace que tardemos más de una hora y media en llegar. 600 birrs te permiten seguir el camino para visitar El Monasterio dentro de la gran Cueva. 200 o 300 escalones dan igual, no se cuentan, se sienten. Para nosotros no es fácil subir, el aire te falta por la atura y corazón se te sale por la boca. Para los locales es cosa de chicos que suben y bajan apurados y algunos descalzos. Al final, la enorme caverna natural en la montaña deja ver el templo emplazado dentro desde el Siglo XII.


Sin zapatos otra vez entramos en la caverna tapizada de cañas a modo de alfombras. La Iglesia construida con madera y piedra con pequeñas ventanas es oscura y sombría en su interior. No tiene mucho para ver. Algunos grabados y pinturas. Muy simple. Fuera de la Iglesia la inmensidad de la caverna se pierde en la oscuridad que caminamos casi a tientas. Al final, en la parte más oscura se alcanza a distinguir algo que nos parece familiar. Cuerpos momificados expuestos. Extremidades, cráneos y huesos blanqueados por el tiempo se ven en esa área. Dicen que son unos 200 cuerpos. Antiguos peregrinos venidos desde Jerusalén para morir en Lalibela. Eso dicen y se cree. La cueva no es silenciosa. Los murciélagos chillan sobrevolando el lugar sobre nuestras cabezas. El excremento seco y las cañas crujen bajo nuestros pies al caminar. Estamos cumplidos.

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